domingo, 23 de mayo de 2010

Opinión

Editorial

La aparición de Elfego Melgar en el escenario político del municipio de Jerez, fue cuando menos rara. En aquellos tiempos, no consta que ahora no, la costumbre era comprar los votos con botellas de guaro y no había propuesta que interesara mas a los jóvenes (varones) que la promesa de apoyar el futbol, la secretaría y tesorería se prometían a varias personas.

Él era un hombre honesto, no prometía lo que no podía cumplir y siempre prefirió la palabra a la hora de convencer a la gente. Así fue como gastándose una cantidad mínima de dinero, reunida por los miembros del comité cívico jerezano, ganó la alcaldía por un margen de tres votos. Suficiente para soñar.

Al poco tiempo nos despertaba con nuestros sueños ya convertidos en realidad, y nos invitaba a soñar de nuevo. Su principal preocupación era que los niños y niñas del pueblo tuvieran salud y educación. Para procurar la salud, las inversiones en infraestructura iban orientadas a garantizar el agua potable, los sistemas de saneamiento y puestos de salud, y por el lado de la educación se construyeron varias escuelas, incluido el instituto de educación básica y bachillerato, además se dotó de beca a prácticamente todo el que quisiera estudiar, sin importar sexo, edad o procedencia.

Toda esta inversión en obra pública tuvo una importante repercusión en la economía local, ya que la municipalidad dejó de contratar empresas constructoras, que se quedaban con gran parte del presupuesto destinado a la obra, y pasó a administrar ella misma el desarrollo de los proyectos, esto posibilitó que mucha gente tuviera trabajo durante la mayor parte del año, lo que a su vez contribuyó a dinamizar la economía del pueblo, beneficiando indirectamente hasta la más humilde de las tiendecitas del municipio.

De más está decir que el municipio entero fue transformado durante los ocho años de buen gobierno de Elfego Melgar y su corporación municipal. Es por eso que cuesta tanto entender por qué durante este tiempo pasó de ser un ciudadano casi anónimo a convertirse en la persona más odiada de la historia del pueblo, sobre todo porque Fito cosechó amor en todos los sitios por donde pasó. Innumerables fueron los ataques que sufrió, y más de una vez lo intentaron sacar del poder, por las buenas y por las malas también. Nunca sucedió, pero tristemente el proyecto político que él lideraba fracasó en las pasadas elecciones, está vez el pueblo optó por una propuesta que a fuerza de ser sinceros todavía no sabemos cuál es.

Muchos cuetes se tiraron y mucha gente se emborrachó el día que la municipalidad fue ocupada por sus actuales inquilinos. Ahora parece que ya no se celebra tanto, o celebran solo unos pocos. De cualquier manera lo que está claro es que hemos parado el tren del desarrollo, que nos hemos estancado y que ahora parece que vamos hacia atrás.

Los logros más grandes de este periodo aún están por conocerse, pero sin duda el más importante es haber recuperado la confianza, el saber que los sueños se pueden hacer realidad. Esto para nada quiere decir que las cosas no se puedan mejorar, todo, todo se puede hacer de una mejor manera, y ese será el deber quienes aun seguimos aquí. Ya tenemos agua potable, pues ahora nos toca a nosotros impedir que se sequen los ríos y los pozos, ya tenemos educación, ahora es nuestro deber velar que esta sea de calidad y que contribuya al desarrollo del pueblo y no a la fuga de cerebros. Recordemos que el modelo de desarrollo que se implemento durante los últimos años estaba basado en la construcción y esto no dura para siempre, será necesario encontrar un modelo de desarrollo que no se caiga con el tiempo.

La Redacción

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