lunes, 15 de agosto de 2011

Pachamama y Capitalismo:

El átomo es la unidad mínima de todos los elementos del universo que conserva las propiedades de estos. Un átomo está compuesto por un núcleo que concen-tra el pachamama01 99,99 % de la masa y un número variable de electrones girando a su alrededor. Para hacernos una idea de cómo es un átomo podemos imaginar que este tiene el tamaño de un campo de futbol, el núcleo sería del tamaño de una canica colocada en el centro y los electrones serían partículas de polvo agitadas por el viento alrededor de los asientos. Toda la mate-ria, todas las cosas, con vida y sin ella, están formadas por vacios campos de futbol con una canica en su centro y algunas partículas de polvo.
Si miramos a nuestro alrededor con lo anterior en la cabeza, el mundo de cosas claramente definidas y delimitadas se desdibuja. En la materia hay más vacio que materia, ¿Dónde empieza una cosa y termina otra? El universo es una sucesión de diferentes for-mas de organización y nosotrxs no somos más que una pequeña parte de ese universo que se ha vuelto consciente de sí misma. Las culturas precolombinas de América tenían más claro que los límites de una persona no están en la piel. Valoraban cada elemento de la naturaleza como parte de ellxs mismxs, y su relación con el entorno se basaba en la premisa de que no hay yo ni tú, ni entre personas ni entre natura-leza y personas. Sus ceremonias, lejos del concepto de culto judeo-cristiano, estaban enfocadas hacia la reflexión y la toma de conciencia sobre la totalidad del mundo. Bajo esta concepción del mundo1, el res-peto a la naturaleza y el uso sostenible de los recursos era algo tan obvio como para nosotrxs no cortarnos una pierna o un brazo.
No se trata de idealizar los tiempos pasados, pero desde luego hay muchos puntos rescatables de la relación con la naturaleza que mantenían nuestrxs
ancestrxs.
Hoy la mayoría de nosotrxs vivimos en un sistema construido sobre 3 pilares básicos que son el capital, el estado y la religión. Estos tres pilares sostienen, respectivamente, las organizaciones económicas, las organizaciones políticas y las organizaciones ideológi-cas que determinan nuestras vidas. Y todas ellas in-teractúan con un objetivo común: mantener los privi-legios de las clases dominantes a costa de la explota-ción de todo lo que las rodea, personas, animales, recursos naturales, etc.
Quizá el mayor triunfo del capitalismo sea el conse-guido por las organizaciones ideológicas a su servicio. Estas se han introducido hasta tal punto en el interior de cada persona que determinan sus ideas, opiniones y actuaciones. Propagan una concepción del mundo de manera silenciosa que es absorbida inconsciente-mente por la población y permite la implantación un sistema económico basado en la explotación y de un sistema político basado en la concentración de poder, sin mayor resistencia por parte de las clases explota-das y dominadas:
 En cuanto al sistema económico: La óptica capitalista clasifica cada elemento del planeta en función de su valor de cambio, de lo que el mercado

dice que vale, independientemente de su utilidad para la mejora de las condiciones de vida. Este tipo de relación con los productos y las mercancías apar-ta del campo visual el proceso productivo, repleto, en la mayoría de los casos, de crímenes contra la naturaleza, los pueblos soberanos y lxs trabaja-dorxs.
 En cuanto al sistema político: El capitalismo es un sistema patriarcal, representado por el estado. Este estado asume las funciones que, según él mismo, las personas no son capaces de realizar por sí mis-mas, obviando que el estado está dirigido por per-sonas con las mismas limitaciones que el resto. Re-corta los derechos de las personas, para librarlas del deber de ejercerlos. Instaura un sistema represen-tativo para alejar a lxs individuxs de su rol natural como animales sociales, que es la práctica de la política2 en su concepto más puro. El aparato ide-ológico del capitalismo ha conseguido que renun-ciemos a nuestras responsabilidades en la construc-ción del mundo que queremos y que dejemos de pensar por nosotrxs mismxs.
Las pequeñas brechas en este sistema son reparadas por unos mecanismos de control que forman parte del mismo aparato político-económico-ideológico. Abarcan desde organismos internacionales, pasando por los medios de comunicación y sistemas educati-vos, hasta las fuerzas armadas y fuerzas del orden, que no dudan en utilizar cuando fallan los anteriores.
Las organizaciones económicas, políticas e ideológi-cas, y los mecanismos de control permiten al capita-lismo imponer sus reglas de juego basadas en la hegemonía del mercado y la búsqueda de plusvalías al margen del interés social. El valor del capital es mayor que el valor del trabajo y la acumulación es estrictamente necesaria para el mantenimiento del
sistema. Sobre esta base es imposible la construcción de una sociedad libre, equitativa y sostenible.
Por eso cualquier iniciativa que busque un cambio hacia una sociedad mejor, a través de una propuesta elaborada, estructurada, viable y sustentable, debe ser invariablemente anticapitalista o reproducirá los mismos esquemas de explotación.
Partiendo de ahí se abre el abanico para:
 Por una parte, la definición del mundo que quere-mos
 Por otra, la elaboración de estrategias para la con-secución de ese mundo. Estas estrategias tendrán que estar adaptadas a las diferentes realidades y contextos donde se libra la lucha contra lxs defen-sorxs del actual sistema mundial.
Este cambio, revolución, o como lo queramos llamar tendrá que echar la vista atrás y recuperar la cosmovi-sión del mundo basada en la naturaleza. Explicar la naturaleza a través de la propia naturaleza, aplicando la lógica, la razón y la ciencia. Construir nuestro plan-teamiento social, económico y cultural, sobre la liber-tad del ser humano y el principio de igualdad, y sin olvidar que todxs somos parte de un todo, de la ma-dre tierra, de la pachamama, de la ñuke mapu, de gaia, de atabey, de mahimata, de gea, de amalur, de anann,…, de nosotrxs mismxs.
Y lo mejor es que ya lo estamos haciendo.


Por: Lince y Gherit


1. Concepción del mundo: conjunto articulado, sistemático y coherente de ideas, conceptos, valores y normas de conducta práctica que nos guían en nuestra vida cotidiana.
2. Política: proceso orientado ideológicamente hacia la toma de decisiones para la consecución de los objetivos de un grupo. ¿No es lo más lógico que sea el mismo grupo quien realice ese proce-so?

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