martes, 6 de julio de 2010

Editorial

Y empezó el mundial y ahora no hay nada más importante en el mundo entero, durante un mes no esperemos saber de nada más. Tanto es así que en el vecino país de Honduras, donde se vive una intensa crisis política desde que hace una año la oligarquía y el ejercito perpetraran el golpe de estado contra el presidente Manuel Zelaya, se han ido todos para Suráfrica a ver el mundial, el golpista Porfirio Lobo y una comitiva de cien personas más, vicepresidente, gabinete de gobierno, ministros… y han dejado al país abandonado, destrozado y su suerte tras el paso de la tormenta tropical Agatha. Volverán junto con su selección, eliminada en la primera fase y sin meter un solo gol.
Así es como funciona el mundo, ya son varios años adoctrinándonos, el año pasado nos metieron el miedo de la gripe porcina. Los grandes medios de comunicación predicaban el fin del mundo, las mascarillas censuraron sonrisas a lo largo y ancho del planeta. Al final, un tipo se hizo más rico de lo que ya era, y la mentada gripe no mató más gente de la que ya mata la gripe común sin que nadie se preocupe.
Ahora la moda es hablar de Sudáfrica, pero no del infernal sistema político que existió durante más de 40 años, en que los negros eran tratados peor que perros. Tampoco se dice que nada de la mitad de la población que vive en la pobreza, ni de los desalojamientos forzados que ha habido para esconder a los hambrientos del país, no vaya a ser les saquen una foto y nos arruinen la fiesta.
Es el primer mundial en el continente que vio nacer a la humanidad. De África venimos todos, hasta los más canchitos (son los diferentes entornos naturales en que nos ha tocado vivir los que nos han dado diferentes formas y colores). De África vinieron los esclavos que trabajaron estas tierras cuando los colonizadores ya habían llevado al borde del exterminio a las poblaciones indígenas. Y de ahí sale también el 60% de las materias primas que se consumen en el mundo entero, sin embargo de las ganancias mundiales a África solo le toca el 1%, ya que es regla que el que más da menos recibe.
Pero en este mundo patas arriba todo eso no importa porque ya empezó otra vez el mundial y hay que estar pendientes de lo que pase con Argentina o Brasil, o cualquier otro país que no sea Guatemala, porque Guatemala no juega mundiales, y como Jerez no va a la Pepe Milla no hay otra alternativa que cantar goles ajenos, y cuanto más ajenos mejor, porque es bien sabido que tampoco nos gusta celebrar los triunfos de los vecinos.
En medio de la fiesta futbolera cae el día del Maestro, y es necesaria la reflexión, ¿cuál es la realidad de la educación en nuestro país? Las políticas neoliberales y los planes de ajuste estructural cada vez dejan menos presupuesto, si nos ponemos a hacer cuentas se abren más escuelas privadas que publicas, y la calidad de la educación que imparten deja bastante que desear.
Por otra parte, la formación que reciben los/as maestros/as es cada vez más deficiente, sin deberlo ni merecerlo han dejado de ser aquellos/as referentes intelectuales de años atrás. Aunque la verdad es que nunca hemos tenido un sistema educativo que valga la pena, ya sea por los contenidos o por el personal que los imparte. Nos llenan la cabeza de conocimientos innecesarios, a veces ficticios, sin dedicarle un segundo a lo verdaderamente importante para vivir.
No ha faltado quien inocentemente piense que las escuelas deberían impartir clases de religión, y faltando al principio de laicidad, se ponga a enseñar padres nuestros y aves marías, como si no fuera un derecho individual decidir que fe se quiere profesar. Por desgracia tampoco han faltado maestros maltratadores y abusadores, y lamentablemente son los que más se han encumbrado.
Pero este día quisiéramos acordarnos únicamente de los maestros y maestras que como una luz nos marcan el camino a seguir, y de todas aquellas personas que en la escuela o en la calle, nunca han dejado de compartir sus conocimientos y de brindarnos herramientas para defendernos de los abusos de los mas poderosos. A todos ellos, un inmenso abrazo y recordarles que la lucha sigue, que faltan educadores para educadores.
La Redacción

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