Si
lxs sapiens llevan alrededor de 200 mil
años en el planeta, solo fue hasta hace más o menos 10 mil años que el
descubrimiento de la agricultura permitió acumular los excedentes de alimentos
necesarios para permanecer quietxs en un lugar, sin que esto representara
necesariamente una mejora en la calidad de vida. Es a partir de este momento
que sacerdotes y guías incrementan su poder gracias al control y administración
de las cosechas, y empieza el sometimiento del resto de la población a trabajos
forzados en el campo de cultivo y en la construcción de templos para adorar a
dioses y palacios para los líderes.
Una posible interpretación del mito
bíblico del génesis, especialmente lo relativo a Caín y Abel, tiene que ver con
la domesticación de las plantas y el desarrollo de la agricultura. Al parecer a
Dios no le agradaba la agricultura porque modificaba el entorno (al hacerse
necesaria la tala de árboles) y obligaba a una parte importante de la población
a realizar trabajos forzados. Esto
explicaría el desprecio que Dios hizo a Caín cuando éste le ofrece los frutos
de su trabajo, y la condena que le
impone después de que matara a su hermano Abel. Caín es desterrado, enviado a vagar por el mundo, como antes lo habían hecho sus abuelos, condenado a vivir con lo puesto, jamás volvería a herir a la madre tierra.
impone después de que matara a su hermano Abel. Caín es desterrado, enviado a vagar por el mundo, como antes lo habían hecho sus abuelos, condenado a vivir con lo puesto, jamás volvería a herir a la madre tierra.
La
humanidad en su conjunto sí que siguió labrando la tierra, estableciendo
ciudades en torno a los campos de cultivo, y desapareciendo conforme se
gastaban los suelos o se acababan los recursos. Estos necesarios
desplazamientos facilitaron el intercambio con otros pueblos, conocimientos y
semillas de lo más variado se expandieron por el planeta entero, sin ellos hoy
España, por poner un ejemplo, carecería de la naranja, del arroz, de los
números y otras cosas que trajeron los
árabes, y del tomate, aguacate, papa, maíz, pimiento, tabaco, cacao etc., que sus soldados descubrieron
mientras masacraban a las poblaciones indígenas del Abya Yala (América).
Pero
no todos estos desplazamientos han sido voluntariamente elegidos, a través de
la historia ha habido innumerables desplazamientos guiados por los intereses
económicos de unos pocos, entre los más vergonzosos se encuentra el tráfico de
esclavos que la Europa
imperial realizó secuestrando hombres, mujeres y niños de las poblaciones del
África negra, para después destinarlos al trabajo en las plantaciones de
algodón, caña de azúcar, tabaco, etc. que habían implantado en el nuevo
continente, después de robar las tierras de la población local, destrozando los
medios de vida agrícolas y desarrollando
una agricultura de exportación de
consecuencias ambientales desastrosas para el planeta entero.
A
día de hoy las cosas poco han cambiado, millones de esclavos realizan un
desesperado viaje hacia los países del norte rico en busca del trabajo que les
permita sobrevivir, las únicas diferencias significativas radican en que en los
tiempos que corren es el esclavo quien se costea el viaje, la comida y la
vivienda. Ahí se encuentran con el desprecio de una parte de la población local
que enferma de prejuicios históricos, desinformada y manipulada por los medios
de comunicación es incapaz de ver que son el capital y el estado quienes hacen
tremendo negocio explotando una mano de obra que no les ha costado un centavo.
Resiste
el deseo de encontrar un mundo mejor, de salir a buscarlo fuera de casa, fuera
del pueblo o del país, en lo diferente. Resiste también el deseo de
encontrarnos para compartir, como lo hacen las tortugas, los pájaros y otros
animales, es algo inherente a nuestra condición de humanxs, es algo superior a
cualquier ley de extranjería.
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