Es
durante la década de los años ochenta que se dan con mayor auge las migraciones
de centroamericanos a los Estados Unidos, especialmente motivados por la falta
de oportunidades en sus países de origen y por las guerras internas y la
inestabilidad política y económica que
en ese momento sacudían a países como El
Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala. Después de tres décadas de iniciados
estos procesos migratorios los latinoamericanos residentes en los Estados Unidos crecieron en un 37% según
indica el Censo realizado en el 2010. En el caso de los guatemaltecos pasaron
de ser 372,487 en el año 2000 a
1,044,209 para el 2010. Esto para lamento de los grupos xenófobos y para
beneficio de aquellos que explotan la mano de obra barata de los guatemaltecos y
pagan sueldos míseros sin
prestaciones.
En
lugares como Los Ángeles, la presencia de centroamericanos es ampliamente
notoria. El español y la mezcla de los
acentos de la región es perceptible. Aún más la venta de comida como
caldo de res, tamales, rellenitos, chuchitos, pupusas y panaderías distribuidas
en varios puntos de la ciudad muestran la notoria presencia de los
centroamericanos en ese Estado. Una vuelta por el parque Macartur o por la calle Bradway en el centro de Los
Ángeles posibilita con facilidad encontrarse con alguien de Totonicapán,
Huhuetenango o Zacapa. En esos lugares el color bronceado y moreno de la gente
es predominante.
es predominante.
Es importante anotar que en la ciudad de Los Ángeles, se estima que se asientan un aproximado del 40% del total de centroamericanos en los Estados Unidos. Pero más allá de ese crecimiento poblacional y esa presencia centroamericana, el censo del 2010 muestra otras realidades no tan satisfactorias. Los centroamericanos en Estados Unidos son los más rezagados en educación, ingresos, obtención de ciudadanía y empleos bien remunerados y estables. El 20% del trabajo que realizan los centroamericanos es en construcción y mantenimiento y cerca de un tercio no llega a ganar mil setecientos dólares al mes. Únicamente un escaso 2% del total de centroamericanos cuenta con estudios de postgrado; y de los que tienen 25 años o más, el 32% no llegó a noveno grado de escolaridad.
Si bien los datos numéricos son un buen
referente, suelen ocultar y disfrazar otras realidades. Las estadísticas no
toman en consideración a quienes no están legales. De esa cuenta el dato que
indica el trabajo de los centroamericanos en construcción y mantenimiento
seguramente debe ser mayor. ¿y qué sucede de los cientos de mujeres que
realizan las actividades domésticas o que trabajan como niñeras? Claro que la
encuesta muestra que el nivel educativo más bajo es el de los centroamericanos,
sin embargo no se abordan las limitantes que impone el sistema político
estadounidense a cientos de jóvenes para acceder a la Universidad. El
tener un padre ilegal ya de por sí es un obstáculo, pagar los estudios
universitarios ni se diga, un centroamericano residente debe pagar más que un
ciudadano estadounidense. Hay mucha gente que excluyó el censo que no gana ni
los mil dólares al mes y debe pagar apartamento, alimentación, vestuario y
todos los servicios como luz, gas y agua. Además debe enviar a los familiares
en el país de origen un apoyo económico que se traduce en remesas. Sería
innovador que para el próximo censo también llevaran un control de los
centroamericanos que dejan su dinero en GAP, Ross, Victoria´s Secret, Macy´s,
Glandale mall, etc, no me sorprendería que allí los centroamericanos figuraran
como ciudadanos por las cantidades de dinero que consumen. Tampoco sería mala
idea que para el próximo censo contabilizaran la cantidad de basura y desechos
que producen, la cual es reciclada por los centroamericanos. Los vehículos que
tienen como chatarra ahora circulan por las calles de Guatemala, y la ropa y
juguetes que desechan son reestrenados por los guatemaltecos cuando son
comprados en alguna tienda de venta de ropa usada (o paca). Ni que decir de la
basura que nos mandan a través de la televisión. Finalmente el censo debería
advertir también sobre los miles de deportados cada año, sólo en el 2011 ya
suman cerca de 30 mil guatemaltecos. En conclusión, el censo nos da unos datos,
pero no todos.
por: El logo-socio
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